jueves, 19 de mayo de 2011

El postascenso

Ha sido un ascenso raro. Por lo tranquilo de la temporada, salvo el consabido bache, y el rocambolesco desenlace final. Bendita rareza que nos ha mantenido exentos de taquicardias de última hora. Nos sabíamos en Primera desde hacía varias semanas merced al enorme colchón de puntos y el continuado descalabro del Celta. Con el Tenerife el miércoles quedo casi, casi hecho. Pero no hecho; siempre se necesita la archiconocida confirmación matemática.

Llegó en la tarde del domingo. Una radio transistor de las antiguas para seguir en directo un Alcorcón-Granada, con su antena telescópica desplegada. Tras la victoria local, recibo llamadas y mensajes con congratulaciones varias. Me hago el duro: “sí, bueno, ya llevamos en Primera varias semanas. Está bien, pero que no haya que celebrar nunca más un ascenso”. Mentira. Nadie me había visto metido en el cuarto de baño escuchando el agónico final del partido con el Granada volcado buscando el empate. A la finalización pusieron en Tiempo de Juego (el Carrusel de toda la vida) el himno del Betis y conectaron con el AVE que era un jolgorio. La lagrimita saltó. Ayy mi Beti…

Me lavo la cara y me dispongo a salir. Mi mujer sin apartar la mirada de su libro, ausente, sabe como nadie la tremenda alegría que me inunda. Voy a casa de un sevillista. No he dejado nada a la improvisación, todo estaba planeado. Por la mañana le pedí que me imprimiera las tarjetas de embarque del vuelo del lunes. Estaba seguro que tendría que felicitarme en su propia rojiblanca casa. Como señor que es, así lo hizo. Voy gordo de orgullo por la calle.

No soy asiduo de las celebraciones de final de temporada. El madrugón de la mañana siguiente hace que ni me plantee ir a Villamarin. Sigo el espectáculo por la quebrada Giralda TV. Típico show chorra aburrido visto con una sonrisa de oreja a oreja, explicando a mi paciente mujer quién es cada futbolista de la pantalla como si de conquistadores de América se tratara. Me quedo con Benat. Todos dijeron lo estándar, lo que se espera de un futbolista con un micrófono en la mano. Benat no. Ha hecho una campaña sobresaliente en su debut con el primer equipo, se lo ha echado a las espaldas, ha sido el manijero. Consumado el ascenso lo celebra etílicamente como cualquier joven. Naturalidad absoluta, lo que hubiéramos hecho cualquiera de nosotros. Le leía la mente cuando fue su turno y estaba ahí de pie como un pasmarote sin articular palabra: “mirad yo el año pasado jugaba en 2ªB, me he jartao de correr, de jugar como pelotero weno, contra el Cartagena, el Gerona, la Ponferradina…y hemos subido quedando 3 partidos. Somos unos monstruos. Soy un monstruo. Estoy tomando cubatas desde mediodía y llevo una papa como un mulo. Quillo Canita, habla tú. El de atrás, que me ponga otro gintonic”. Claro que si Benat! Qué crack!

Al día siguiente vuelo al país desde donde hoy regreso y escribo estas líneas (discúlpeseme las enhes de Espanha que no he podido incluir con el corrector ortográfico). Viaje largo, también planificado. El sábado me compre Menta y Nata, la primera novela histórica del Real Betis Balompié. La mayoría de las 11 horas del viaje transoceánico las pasé leyendo, ensimismado. Libro de culto para los béticos. Cuál es mi sorpresa cuando descubro que en el fondo se trata de un libro de amor. Claro, si es sobre el Betis. No podía ser otra cosa que un libro de amor. Comandante, a Primera.

lunes, 2 de mayo de 2011

Isidoro vs Miguel Lopes

Se acerca el final de temporada con el obligado ascenso virtualmente conseguido, simplemente a falta de confirmación matemática. Desde esa tranquilidad, me centro en hacer un balance específico del desempeño en el lateral derecho de nuestro equipo durante este curso.

La limpieza de esta posición fue completa en el verano, gracias a la generosidad de Osasuna liberándonos de Nelson y Damiá, así como del Tenerife con Melli. Con una situación económica en precario, se subió del filial al ya crecidito Isidoro, con 24 años. Por su parte, el Oporto nos cedió a Miguel Lopes al inicio de la campaña.

A Isidoro ya lo conocíamos. El tarado de Luis Fernández lo había hecho debutar unos años antes, dándole una docena de partidos en aquel Betis descalabrado donde el mediocentro Miguel Ángel ocupaba el lateral derecho y el diestro Isidoro, el izquierdo. Cuajó una serie de partidos discretos, regresando al filial la temporada siguiente. Allí ocupó plaza de titular en su posición natural durante 3 años más. Tuve ocasión de verle jugar en directo en varias ocasiones, comprobando cómo su nivel era poco más que aseadito para la 2ªB. Por su edad y escasa calidad, pensé que el tren de la élite ya había pasado, no entendía que siguiera esperando en el filial verdiblanco tanto tiempo.


No debe extrañar, entonces, que me echara las manos a la cabeza al saber que tendría ficha con el primer equipo para el presente curso. Reafirmé mi opinión tras su flojo partido contra el Granada en la primera jornada. Débil físicamente, cortito de calidad, mal ubicado y escaso recorrido.

Llegó Miguel Lopes, del Oporto, ahí es nada. Debú esperanzador, muy animoso en ataque, con buen manejo de balón y carencias defensivas que parece nadie quería ver. Esas carencias siguieron ocultas en gran medida debido al infausto nivel de la categoría. El beneplácito definitivo del público se lo ganó tras la enorme galopada culminada con asistencia de gol a Israel contra el Valladolid. Pero aparecieron las lesiones, y con ellas Isidoro.

Pepe Mel no terminaba de fiarse de las prestaciones del de Pedrera, tanto es así que ensayó con Roversio como sustituto de Lopes. Finalmente Isidoro asumió la responsabilidad y de qué forma. A base de esfuerzo y compromiso respondió a las expectativas. Se necesitaba un lateral derecho para ascender y ese quiso ser Isidoro. Su entrega y sacrificio le llevaron a un estado de forma óptimo que le permitió cumplir con creces durante un amplio tramo de la temporada, incluyendo las eliminatorias de Copa contra Zaragoza, Getafe y Barcelona. En Los Cármenes sufrió un encontronazo que le causó una lesión. Aún así, debido a la baja de Lopes, siguió jugando los siguientes partidos, mermado, disminuyendo su rendimiento en consecuencia. Mientras tanto, el luso, el "titular" seguía encadenando lesiones, no terminaba de tener confianza para volver a competir, disfrutaba de lo bien que se vive en Sevilla.

Una vez Lopes ha querido volver al equipo, Isidoro ha sido defenestrado. Lopes siempre fue el titular. Da igual su compromiso, que su banda sea un agujero, que no cubra en los cornes. Es el titular. La estrella para una grada todavía loperizada. Que encumbra a un jugador de paso, cedido por el Oporto, no precisamente por ser imprescindible allí. Supongo que bien aconsejado por sus compatriotas Ricardo y Nelson sobre lo barato que sale borrarse en el Betis sin que pase nada. Por su parte, Isidoro, el canterano, el que con lo justito, a base de beticismo ayudó a devolver al Betis a Primera, no ha sido nunca aceptado. El del Oporto es el güeno, para eso viene del Oporto.

En cualquier caso, se antoja necesaria una nueva completa renovación del lateral derecho para la próxima campaña. Mucha suerte a Isidoro, el verdadero lateral derecho titular del Betis que regresó a Primera, allá donde juegue. Mucha suerte también a Miguel Lopes, que allá donde esté le permitan quitarse en medio como aquí y su afición se lo valore.