Se acerca el final de temporada con el obligado ascenso virtualmente conseguido, simplemente a falta de confirmación matemática. Desde esa tranquilidad, me centro en hacer un balance específico del desempeño en el lateral derecho de nuestro equipo durante este curso.
La limpieza de esta posición fue completa en el verano, gracias a la generosidad de Osasuna liberándonos de Nelson y Damiá, así como del Tenerife con Melli. Con una situación económica en precario, se subió del filial al ya crecidito Isidoro, con 24 años. Por su parte, el Oporto nos cedió a Miguel Lopes al inicio de la campaña.
A Isidoro ya lo conocíamos. El tarado de Luis Fernández lo había hecho debutar unos años antes, dándole una docena de partidos en aquel Betis descalabrado donde el mediocentro Miguel Ángel ocupaba el lateral derecho y el diestro Isidoro, el izquierdo. Cuajó una serie de partidos discretos, regresando al filial la temporada siguiente. Allí ocupó plaza de titular en su posición natural durante 3 años más. Tuve ocasión de verle jugar en directo en varias ocasiones, comprobando cómo su nivel era poco más que aseadito para la 2ªB. Por su edad y escasa calidad, pensé que el tren de la élite ya había pasado, no entendía que siguiera esperando en el filial verdiblanco tanto tiempo.
No debe extrañar, entonces, que me echara las manos a la cabeza al saber que tendría ficha con el primer equipo para el presente curso. Reafirmé mi opinión tras su flojo partido contra el Granada en la primera jornada. Débil físicamente, cortito de calidad, mal ubicado y escaso recorrido.
Llegó Miguel Lopes, del Oporto, ahí es nada. Debú esperanzador, muy animoso en ataque, con buen manejo de balón y carencias defensivas que parece nadie quería ver. Esas carencias siguieron ocultas en gran medida debido al infausto nivel de la categoría. El beneplácito definitivo del público se lo ganó tras la enorme galopada culminada con asistencia de gol a Israel contra el Valladolid. Pero aparecieron las lesiones, y con ellas Isidoro.
Pepe Mel no terminaba de fiarse de las prestaciones del de Pedrera, tanto es así que ensayó con Roversio como sustituto de Lopes. Finalmente Isidoro asumió la responsabilidad y de qué forma. A base de esfuerzo y compromiso respondió a las expectativas. Se necesitaba un lateral derecho para ascender y ese quiso ser Isidoro. Su entrega y sacrificio le llevaron a un estado de forma óptimo que le permitió cumplir con creces durante un amplio tramo de la temporada, incluyendo las eliminatorias de Copa contra Zaragoza, Getafe y Barcelona. En Los Cármenes sufrió un encontronazo que le causó una lesión. Aún así, debido a la baja de Lopes, siguió jugando los siguientes partidos, mermado, disminuyendo su rendimiento en consecuencia. Mientras tanto, el luso, el "titular" seguía encadenando lesiones, no terminaba de tener confianza para volver a competir, disfrutaba de lo bien que se vive en Sevilla.
Una vez Lopes ha querido volver al equipo, Isidoro ha sido defenestrado. Lopes siempre fue el titular. Da igual su compromiso, que su banda sea un agujero, que no cubra en los cornes. Es el titular. La estrella para una grada todavía loperizada. Que encumbra a un jugador de paso, cedido por el Oporto, no precisamente por ser imprescindible allí. Supongo que bien aconsejado por sus compatriotas Ricardo y Nelson sobre lo barato que sale borrarse en el Betis sin que pase nada. Por su parte, Isidoro, el canterano, el que con lo justito, a base de beticismo ayudó a devolver al Betis a Primera, no ha sido nunca aceptado. El del Oporto es el güeno, para eso viene del Oporto.
En cualquier caso, se antoja necesaria una nueva completa renovación del lateral derecho para la próxima campaña. Mucha suerte a Isidoro, el verdadero lateral derecho titular del Betis que regresó a Primera, allá donde juegue. Mucha suerte también a Miguel Lopes, que allá donde esté le permitan quitarse en medio como aquí y su afición se lo valore.
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