La victoria contra el Cádiz es tan contundente en el marcador como inquietante por el juego. La primera media hora fue fielmente continuista con lo que venimos viendo desde hace ya demasiadas semanas. Sin fluidez en la combinación, escasos de ideas, faltos de movimientos colectivos y con intensidad mínima. Además la defensa vuelve a las andadas, especialmente en el flanco derecho con unos muy indolentes Damiá y Melli. Pero estamos en una categoría infame en la que el tercero por la cola necesita incluso más que muchas facilidades para marcar.
Después de que apareciera la brutal pegada de Emaná y el excelso córner de Caffa, empaquetado en 3 minutos al borde del descanso, todo se puso mucho más de cara. Tras la reanudación, crear varias ocasiones jugando cuesta abajo contra un paupérrimo rival, es de dudoso mérito. Lo preocupante es que el Cádiz se rehaciera y nos metiera en nuestro campo, pero no llegó el milagro que necesitan los Toedtli, Ogbeche, Enrique y compañía para hacer gol. En las postrimerías del partido, otro tanto a balón parado y el de magnífica ejecución de Sergio, con la inestimable colaboración de portero y defensa, convirtieron la victoria en goleada, acaso algo injusta.
Contado esto, parece razonable preguntarse si el bache está efectivamente superado con esta victoria. O, aún peor, si no estábamos pasando por un bache, sino que realmente la propuesta del Betis para subir es la que vemos. De una forma u otra, el fútbol es resultadista y la realidad es que estamos muy bien posicionados para afrontar las últimas 10 jornadas con optimismo.
domingo, 11 de abril de 2010
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