domingo, 9 de mayo de 2010

Casi indiferentes

Espectáculo lamentable y vergonzoso, uno más. El partido se hizo larguísimo, como ver una película de las malas que ya se ha sufrido antes muchas veces. Era evidente que el Murcia acabaría empatando antes o después, de una manera o de otra. Lástima que lo hiciera a costa de un fallo garrafal de Goitia, de lo poco potable de esta plantilla consentida, sin ambición, indigna.

No hay duda de cuál es el origen de los males deportivos, con cada ocasión que se presenta lo deja, aún si cabe, más claro. A pocas jornadas del final, en un partido clave para seguir en la lucha por el ascenso, el estadio registra una de las peores entradas de la temporada. Insólito en nuestra afición. ¿No era el día para haber hecho una campaña que llenara el campo? Nada, ya ni eso. Y peor aún, a los pocos que allí estábamos casi nos daba igual lo que veíamos, asumido ya que el año que viene seremos otra vez equipo de Segunda. Bien saben los habituales en Heliópolis que es una auténtica tortura tragarse los partidos de la División de Plata. Mucho nombre para tan paupérrima categoría. ¿Tendremos que pagar de nuevo abonos a precio de Primera División? El trato era pagar por el carnet lo mismo que el año pasado a cambio de que el año que viene, en Primera, se mantendrían los precios. ¿Y en Segunda?

Respecto al entrenador, Víctor debería extender a la dignidad la elegancia de su verbo, y dimitir. Que haga gala de un término habitual en sus ruedas de prensa, la honestidad, para comparecer públicamente, denunciar que con un club en ruinas y jugadores sin compromiso es imposible subir. Eso sería honestidad, Víctor.

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