Otro partido sin fútbol, tarde infumable. Nuevo episodio de la lucha encarnizada entre la falta de actitud y la de aptitud ante un rival de risa, como casi todos los de la categoría. Y victoria esta vez, que bien podía haber sido empate o derrota.
Gracias a los regalos de los rivales directos seguimos vivos en la lucha por el ascenso, aunque en estado de muerte cerebral. El milagro de la resurrección pasa por ganar los cinco partidos que quedan. Visto lo visto, podemos seguir llamándolo milagro, quimera, alquimia o como cada uno quiera. Con lo que hay, ningún proceso lógico puede llevarnos a pensar que el equipo será capaz de hacerlo. Máxime cuando el único argumento ofensivo no estará las cuatro últimas jornadas. Los 3 puntos del Sábado se ganaron por Emaná, como tantos otros. Pan para hoy, hambre para mañana debido a la impresentable planificación de la temporada. ¿De verdad alguien del club creyó allá por el verano que este proyecto deportivo era el adecuado para subir?
Si después del partido contra la Real seguimos con vida, Víctor tendrá la oportunidad de demostrar si es entrenador o simplemente conferenciante. Ganando -que ya es suponer-estaremos a un partido de los puestos de ascenso, quedando doce puntos por disputarse. Pero sin Emaná. Y ahí el elegante aragonés deberá desplegar sus habilidades para hacer que el equipo consiga ganar sin contar con el protagonista de todas las jugadas de ataque. Veremos si lo consigue; espero que nos equivoquemos todos los que tenemos claro que no lo hará.
domingo, 16 de mayo de 2010
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