Día de Reyes. Estoy viendo el Betis en casa, solo. No hay nadie más porque me han vuelto a tomar por loco. Se ha ido a ver el coche nuevo de la hermana, a abrir los regalos que los Reyes han dejado en casa de los padres. Y yo prefiero quedarme con el Getafe-Betis en la televisión, la eliminatoria perdida, imposible que remonte. “¿pero qué interés tiene el Betis hoy? ¿prefieres esto antes que saber lo que te han traído los Reyes? Yo me voy ya, tú te vienes cuando te dé la gana. Y que no se te olviden los regalos de Anita”.
Pasadas las 13.30 Rubén Castro marca el tercero. Me descubro de rodillas en la alfombra, mirada al cielo (al techo más bien), agitando los puños arriba, llorando como un demente. ¿Es para tanto? ¿Eliminar al Getafe en Octavos de la Copa es para ponerse así? Me lo planteaba mientras la euforia me hacía caminar flotando por el despoblado centro de Sevilla, con una sonrisa de oreja a oreja. Poco antes de llegar a la casa de los suegros encontré la respuesta. No había llorado por pasar de ronda. Las lágrimas habían brotado por reencontrarme con nuestro Betis de siempre. Ese que habíamos perdido en los últimos años del secuestro. El CurroBetis. El Betis capaz de lo mejor y de lo peor. El de lo inesperado. El que aparece cuando menos se le espera, y no aparece cuando más se le espera. Al que dejan arruinado, con los chorizos yendo y viniendo, con un cisma social, en Segunda, denunciado…y para sorpresa de todos empieza a ganar y ganar, con buen juego, líder destacado, elimina en Copa a dos primeras remontando las eliminatorias, cuando nadie da un duro por él, haciendo el más difícil todavía. Nuestro Betis de siempre.
El domingo el Huesca. La semana que viene el Barcelona. ¿Ya sabemos de lo que es capaz nuestro Betis de siempre, no?
viernes, 7 de enero de 2011
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Grandíssimo
ResponderEliminarMe has puesto los vellos de punta, cada día eres más genial, y más Bético, si se puede...
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